El Sueño de Haníbal

Haníbal Barca

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Hola,

soy Víctor Martínez Hahnmüller

Según los registros oficiales, nací la noche del lunes 23 de agosto de 1982 en la idílica localidad mallorquina de Capdepera. Me considero un arqueólogo e historiador especializado en el breve periodo de tiempo en el que los distintos miembros de la familia de Haníbal Barca fueron los principales protagonistas de la historia de Cartago e, incluso, de una buena parte de la del Mediterráneo. Sin embargo, no siempre ha sido así ya que lo mío es una vocación relativamente tardía.

Recuerdo que de pequeño quería ser inventor. Con los años ese sueño fue apagándose para ser sustituido por otros no menos impresionantes y grandilocuentes hasta que mi pasión por la lectura y mi desbordante imaginación se aunaron para desarrollar en mí la necesidad de escribir. La idea de crear obras de ficción históricas fue una de las principales razones por las que decidí empezar la carrera de Historia en la Universitat de les Illes Balears. Corría el año 2000 y desde ese mismo momento empezó a fascinarme la vida y gestas de Haníbal Barca y el resto de los miembros de su familia.

Con el transcurrir de los años, mientras los capítulos de mis novelas se iban escribiendo en mi mente, al ahondar en el tema, iba familiarizándome con el registro documental de la época bárquida. Consciente de que las mejores áreas desde las que investigar ese tema eran la Arqueología y el estudio de las Fuentes Clásicas, aunque sin infravalorar en la toma final de decisiones la ausencia de líneas de investigación destinadas al estudio del mundo fenicio-púnico en mi universidad de origen y, por supuesto, también por las ganas de expandir mis horizontes, decidí junto con algunos amigos, continuar y acabar la Licenciatura en la Ciudad Condal. En la Universitat de Barcelona conseguí las especialidades de Arqueología e Historia Antigua y allí entré en contacto con arqueólogos e historiadores cuya actividad investigadora y pedagógica guiaron mis primeros pasos en la investigación.

Mi obsesión por Haníbal y la época en la que vivió y murió me condujeron hasta el laboratorio de Arqueología de la Universtitat Pompeu Fabra que dirigía la Prof. María Eugenia Aubet Semmler. Aunque estuve con su equipo sólo unos pocos meses, fue entonces cuando entré en contacto por vez primera con materiales fenicios y púnicos. Sin embargo, acuciado por mi obsesión y guiado por los consejos de la célebre investigadora del mundo fenicio-púnico, mis pasos me llevaron a la remota Universidad de Almería dónde me encontré con una buena parte, aunque prácticamente ignota, de mi familia paterna y con el Prof. José Luis López Castro, un investigador granadino de reconocido prestigio que había excavado contextos fenicio-occidentales de época bárquida.

Con él completé mi formación en los estudios fenicios y púnicos, con participación activa en trabajos de campo y laboratorio que venía desarrollando en los importantes yacimientos fenicios almerienses de Baria (Villaricos) y Abdera (Adra). Esos años me permitieron finalizar mi tesina sobre la conquista romana de la ciudad de Baria y su contexto arqueológico asociado a la Segunda Guerra Púnica. Trabajo que me valió el Diploma de Estudios Avanzados en la Universidad Complutense de Madrid bajo la dirección y apoyo de los profesores Fernando López Pardo y José Luis López Castro.

Algunos años después, en 2011, completé mi tesis sobre la política social y económica promovida por los Bárquidas en la Península Ibérica que defendí ante un tribunal compuesto por algunos de los mejores especialistas en el tema. Desde entonces, y en lo más profundo de la crisis económica, empezó mi particular odisea europea, con pequeñas becas y contratos postdoctorales como la que me permitió estar en París, bajo la supervisión del Prof. Pierre Rouillard, o en Marburg, bajo la dirección del Prof. Felix Teichner. Esos fueron los primeros escalones que me llevarían a conseguir a finales de mayo de 2015 una Beca Individual perteneciente a las acciones Marie Skłodowska-Curie del programa Horizonte 2020 en la Universidad de Gante bajo la supervisión del Prof. Roald Docter, una de las becas más prestigiosas de Europa.

Uno de los compromisos con la divulgación del proyecto y sus resultados fue la creación de este blog en el que intentaré, en la medida de mis posibilidades, contar mi investigación, y otros temas más o menos relacionados con ella, de una manera simple y accesible al gran público. Pero yo no soy solamente historiador de la Antigüedad y Arqueólogo, también soy cinéfilo, adicto a la literatura, apasionado de las series y me encanta perder mis cada vez más escasas horas libres con juegos de mesa y videojuegos. También soy orgulloso, desorganizado y cabezón, pero no todo es malo en mi personalidad que se templa con mi habitual alegría, mi constante trabajo y una responsabilidad que raya en lo militar.

Si os gusta la Arqueología, la Historia Antigua, las nuevas tecnologías aplicadas a éstas o simplemente tenéis un rato libre para acompañar a nuestros elefantes en su dura travesía, bienvenidos a mi Sueño de Haníbal.

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Entradas

Todo lo Demás

A pesar de que me confieso culpable de una desmedida e irrefrenable pasión por la Historia y la Arqueología y especialmente, como ya habréis deducido, del período en el que los distintos miembros de la familia bárquida ostentaron los distintos resortes del poder en Cartago, no soy para nada inmune a otras influencias culturales que inundan nuestra vida día a día. Los propios títulos de las secciones de este blog e, incluso, de algunas de mis publicaciones creo que no dejan lugar a dudas.


Como sabe quién me conoce, yo soy de la opinión que la madurez es la obligación a renunciar a una parte del tiempo que dedicábamos a las cosas que nos gustan. No es que con la edad abandones o modifiques completamente tus aficiones o gustos, sino que por culpa del arrollador aumento de responsabilidades derivadas del trabajo o la familia, el tiempo disponible restante para hacer aquellas cosas se va reduciendo hasta completar la maduración con el consecuente abandono del hobby.

La música, la marcha nocturna y el deporte fueron los primeros en anunciar su retirada de mi vida, pero otros se les han unido en el olvido y el abandono. Actualmente, restándole el máximo de horas que uno le puede quitar al descanso nocturno, sólo películas, viajes, libros y, en menor medida, series y videojuegos, son los últimos resistentes que enarbolan el desafortunado y funesto grito del "No pasarán"[1].

Aquí daré cabida a todos mis vicios que no han encontrado su sitio en las demás secciones, será el rincón secreto de mi guarida en el que recordaré con nostalgia películas, series, libros, juegos o viajes. Es un complemento pefecto para que me conozcáis, sin tener que recurrir a mis tragicómicas historias que suelo contar cuando no estoy tan sobrio como debiera.

Traed patatillas y golosinas, pero no os emocionéis demasiado y bajad la voz que no quiero despertar a mis padres.




[1] Desafortunado y funesto tanto para los republicanos que intentaron en vano defender Madrid de los sublevados durante la Guerra Civil española, pero también para Gandalf en su enfrentamiento contra el Balrog en el Señor de los Anillos.

Cerca del Ocaso de las Pléyades

En la Antigüedad eran tantos los sistemas cronológicos con los que se podía medir el paso del tiempo que realmente debió ser un alivio para historiadores y cronistas la fijación del calendario occidental de manera definitiva con la fecha en la que nació Jesús de Nazaret.

Antes de ese decisivo momento, Juegos Olímpicos u otras festividades religiosas similares, fundaciones de ciudades, años en los que se mantuvo en el poder un determinado monarca o magistrado, acontecimientos de importancia internacional como la caída de Troya o episodios mitológicos como el Diluvio Universal habían sido utilizados para fijar el inexorable paso del tiempo.

Si bien es cierto que muchas de estas fechas podrían ser discutidas por existir varias tradiciones derivadas, en parte, de la tentación del historiador de juntar diferentes episodios históricos en un mismo momento cronológico, lo que es innegable es el paso del tiempo en sí.

Aún hoy, dónde gracias a la contaminación, el clima es, generalmente, mucho más estable (al menos en el Mediterráneo) y el calentamiento es una constante global en el planeta, es un hecho irrebatible que hace más frío en invierno que en verano (al menos en nuestras latitudes y hemisferio).

En la Antigüedad, a pesar de todas las eras existentes y los distintos métodos para medir los tiempos, las estaciones serían mucho más marcadas y se buscaba en el cielo lo que ahora miramos en el móvil. El Ocaso de las Pléyades era un fenómeno astronómico que marcaba el inicio del duro invierno y es una de las pocas referencias cronológicas de carácter astronómico que disponemos para la epopeya de Haníbal contra Roma.


Por ello, tomamos prestada esta referencia astro-cronológica, no tanto para hablar del tiempo en la Antigüedad sino para anotar que acontecimientos nos deparará la Academia en el futuro y evaluar algunos de los eventos más importantes del más reciente pasado.

No será solamente un lugar para comentar nuestra apretada agenda sino más bien describir estos eventos y, siempre que tomemos parte en ellos, definir nuestra participación y como fue su desarrollo. No es nuestra intención darnos importancia o propaganda, por lo que si organizáis algún evento relacionado con la Arqueología o la Historia Antigua, poneos en contacto conmigo para buscar un hueco en nuestra agenda de eventos científicos.

Acompañadme a un lugar recóndito, sin contaminación lumínica ni demasiado estrés, para ver lo que el futuro le depara al pasado.

La Historia Interminable

Mi relación con la obra de Michael Ende publicada en 1979 es una historia de superación. La necesidad genética y psicológica de ser tan guay e inteligente como mi hermano David, dos años y tres días mayor que yo, y un acto inconsciente de imitación paterna, propició que aprendiera a leer mucho antes de ir a la escuela.

Con menos de 6 años, ya había intentado leerme la Historia Interminable en varias ocasiones y, os puedo asegurar, que parecía una gesta imposible, literalmente me pareció interminable. A 10 minutos por cada página, parecía que las cerca de 800 páginas de la traducción española que teníamos en mi casa iban a costarme la vida entera. Poco después de cumplir los 6 años, logré finalizar la obra y fue para mí tan dulce como la victoria cartaginesa en Canas lo fuera para Haníbal.

Aunque podría dedicar esta sección a la crítica de obras literarias, puesto que es otra de mis pasiones secretas, no creo que sea el lugar ya que tal como decía Michael Ende "eso es otra Historia y no debe ser contada aquí".
Por el contrario, dedicaré esta parte del blog a uno de los monstruos más tenebrosos al que tenemos que hacer frente en la Actualidad. Me refiero a la inmisericorde burocracia. Mi intención no es criticar al sistema, aunque supongo que, como a la mayoría de vosotros, me ha dado más de un disgusto, varios ataques de insomnio y algún que otro episodio de ansiedad. Por el contrario, con el pragmatismo que me suele caracterizar, asumiré que las cosas son así y dedicaré las entradas a ofrecer sugerencias y trucos derivados todos ellos de mi experiencia vital para enfrentarse a los gigantes de piedra, los pantanos deprimentes y la desesperante Nada a la que una vida investigadora en las ciencias humanas me ha abocado. Me refiero a solicitudes de becas, traslados a otras ciudades, informes y otras apasionantes cuestiones por el estilo.

Subid conmigo al altillo que nuestra particular Historia Interminable está a punto de comenzar.

En Algún Lugar del Tiempo

Si bien reconozco que el nombre con el que he bautizado este apartado del blog pudiera sonar al título de una película romántica o una novela rosa, no penséis que voy a confesar aquí mis inefables pecados y pasiones, eso lo dejo para mi maltrecha conciencia y alguno de mis cursis poemas y relatos.

El leit motiv de esta parte del Sueño de Haníbal es crear una suerte de Agencia de Viajes al pasado. Visitaremos aquí yacimientos arqueológicos en su estado actual, con la excusa de tratar sobre unos u otros aspectos del pasado. Será el lugar en el que no sólo visitaremos monumentos arqueológicos descubiertos hace mucho tiempo, sino dónde veremos en funcionamiento nuevos proyectos y los sitios en los que se están llevando a cabo en la actualidad.

Es decir, un caleidoscopio del pasado presente, con anuncios sobre nostálgicos yacimientos y nuevos lugares que buscan encontrar (o recuperar) su eco en esta ajetreada era de la información.
En esta peculiar máquina del texto visual y escrita nos maravillaremos con los restos que por ciertas desdichas, humanas o naturales, han quedados sellados para que, gracias a la ayuda de arqueólogos y otros expertos en las ciencias históricas, podamos descubrir sus secretos.

Pero tened cuidado y agarraos dónde podáis, porque está máquina del tiempo se asemeja a la Tardis[1] por lo que no será un paseo tranquilo a una determinada época de la historia de la Humanidad, sino un caótico salto continuo e imprevisible hacia “Algún lugar del tiempo”.






[1] Nos referimos a la célebre máquina del tiempo del Dr. Who cuyas siglas hacen referencia al Time And Relative Dimensions In Space, en castellano, Tiempo y Dimensiones Relativas en el Espacio.


¿Quién es quién?



Como muchos de mi generación, la llamada cultura Pop ha dejado una impronta muy clara en mi lenguaje cotidiano e, incluso, en mi forma de pensar. Frases y títulos de películas, canciones y series se entretejen en mis escritos en un intento prácticamente subconsciente de agradar a aquellos lectores que vivimos la revolución de la televisión y, cuando aún no nos habíamos recuperado de ella, la de internet. Un ejemplo evidente de esto lo encontramos en el nombre que le he dado a esta sección y su iconografía asociada. Aunque en español el juego de palabras es menos evidente, la cabina de policía británica de los años sesenta es una inequívoca referencia a la longeva serie de ciencia ficción el Dr. Who[1] cuyo éxito desde inicios de la segunda mitad del siglo XX la ha convertido en un referente cultural tanto para el Reino Unido como, en menor medida, para el resto del mundo.


El título, por su parte, es un préstamo del popular juego diseñado por Ora y Theo Coster a finales de los años 70 que consistía en intentar averiguar qué personaje tenía tu contrincante formulando preguntas simples (de sí o no) y descartando así los candidatos inocentes. Aunque sería tentador poner una silueta, una frase o una imagen de algunos de sus artículos y que vosotros tuvierais que averiguar de quién se trata, debido a que Internet pone las cosas muy fáciles y que requeriría vuestra participación y mi tiempo, he decidido que en su lugar dedicaré esta sección a describir someramente la vida y obra de algunos amigos que, casualmente, son reputados investigadores en las ciencias humanas. Aprovecharé que algunos de ellos han aceptado mi invitación a hacer una visita pedagógica a la Universidad de Gante a lo largo de los últimos meses para que sean los que ocupen las primeras entradas de esta, ya os adelanto, irreverente sección del blog. Mi idea no es hablar únicamente de su importante contribución a la historiografía sino también hacer alusión a las personas que hay detrás de tan ilustres apellidos e iniciales. No busquéis aquí un espacio apto para cotilleos malintencionados, sino un lugar destinado a ensalzar a grandes investigadores por medio de modestas odas y apologías.


El primero de ellos, al que dedicaremos la primera entrada que espero salga en los próximos días, es hombre, no me consta que se ha haya dejado la barba ni el bigote, no lleva gafas en su día a día, tiene el cabello moreno, sus ojos son castaños y ha dedicado la mayor parte de su investigación a tratar diferentes aspectos de los estudios fenicios y púnicos.







[1] El pronombre inglés Who se corresponde al español quién.

No Estamos Solos



Aunque el nombre con el que he bautizado esta sección pueda recordar a una reciente película de terror peruana sobre fenómenos paranormales, a un thriller norteamericano de finales de los años 30 o a algún espacio de la red dedicado a la búsqueda de la evasiva vida extraterrestre, no espero que elementos tan esotéricos, oscuros o alienígenas encuentren aquí su lugar. Pero nunca se sabe…

Aunque no estemos completamente de acuerdo con un modelo teórico específico, es completamente necesario que lo valoremos para establecer sus puntos fuertes e intentar incorporarlos a nuestras alternativas teóricas.

Por ello, esta sección estará dedicada a comentar artículos, libros y otras actividades de colegas que han dedicado su actividad científica, o al menos una parte de ella, al estudio de la época bárquida o a otros temas con los que estemos más familiarizados.

Como en otras secciones del blog, evitaremos tecnicismos y otros recursos similares para reseñar estos trabajos con un lenguaje que esperamos sea comprensible y agradable y, por lo tanto, un poco más accesible.

Siempre que las normas de las editoriales no se opongan explícitamente a ello, la contribución puesta bajo nuestro punto de vista será adjuntada como pdf o, más probablemente, como un enlace o hipervínculo, para poder beneficiar así al autor con un aumento en sus estadísticas de descarga y en su impacto científico. Sea como fuere, de esta manera vosotros podréis formaros también una opinión propia lo que espero fomente un pequeño y respetuoso debate en los comentarios.

Dicho todo esto, sólo nos queda limpiar el vaho que se ha acumulado en el cristal para ver quién se esconde detrás.

El Arte de la Guerra

Para esta sección hemos tomado prestada la traducción al castellano del título de la obra del legendario estratega chino Sun Tzu cuya vida las fuentes asiáticas sitúan de manera incierta entre los siglos VIII y V a.C. Sin embargo, y aunque tendría mucho sentido tratar aquí sobre la poliorcética[1] y otros asuntos militares que fueron protagonistas en el convulso período bárquida, estos temas, y otras cuestiones afines, serán tratadas en otras secciones del blog.


Aquí, en contra de lo que suele ser habitual en mí, recurriremos a la literalidad y en lugar de buscar la belleza en los deleznables conflictos bélicos, optaremos por recorrer la historia de los miembros de la familia Barca y de su ciudad natal a través de la perdida mirada de escultores, pintores, escritores y otros artistas que han inmortalizado su particular versión de los hechos.


Nos espera un ameno paseo por la fascinación que la cultura fenicio-púnica y, especialmente, la romántica[2] historia de Haníbal Barca causó en bohemios eruditos, propiciando una interpretación artística de conocidos episodios históricos que adecuaba la cambiante visión del mundo fenicio-púnico a los testimonios literarios de la Antigüedad.


Aunque los verdaderos protagonistas serán los grabados, esculturas, pinturas, películas, libros y otras obras de arte, nuestra intención es ir un paso más allá de la contemplación silenciosa de preciados tesoros de la humanidad, aprovechando la excusa para hablar brevemente sobre los genios que las idearon, la época en la que se desarrollaron e, incluso, nos aventuraremos a buscar en las Fuentes Clásicas su inspiración comparando la información literaria con su plasmación artística, con especial interés en desvelar y explicar sus licencias artísticas.

Preparad vuestro cincel y disponed el lienzo que el notable general cartaginés va a posar para nosotros con su postura más fiera.





[1] Término de origen heleno que designa el arte de atacar y defender las plazas fuertes. 
[2] Nos referimos a la corriente artística del siglo XVIII en la que, como en algunos episodios de la vida de Haníbal, se dejaban dominar por la pasión, llegando en algunas ocasiones, como sucedió con el propio general cartaginés, a optar por el suicidio como fin de la existencia.

Regreso al Pasado


Mi pasión hacia el Séptimo Arte, de la que imagino dejaré amplio testimonio en este blog con el paso del tiempo, me ha permitido reunir la osadía suficiente para deformar el título de la excelsa película de Robert Zemeckis que en el año 1985 nos permitió viajar por el tiempo junto a Michael J. Fox y Christopher Lloyd. En nuestra particular versión del DeLorean DMC-12 del año 1983 crearemos un espacio en el que los nuevos artilugios y aplicaciones informáticas serán puestas al servicio de la Historia y, especialmente, de la Arqueología.

Aunque sería fantástico poder arrancar un DeLorean trucado al más puro estilo de Vin Diesel en Fast & Furious y viajar a la Qart Hadasht ibérica (actual Cartagena), siento decepcionaros, pues este no será un rincón destinado a los divertidísimos ejercicios de fantasía histórica o a los apasionantes debates de ficción científica sobre los viajes en el tiempo. Por el contrario, estará destinado, más bien, a las aplicaciones de software específico a cuestiones concretas con el fin último de facilitar nuestra labor en Arqueología y otras ciencias históricas.

Se trata, como seguro habéis imaginado, de una de mis líneas de investigación que me ha reportado, por partes iguales, más quebraderos de cabeza y más satisfacciones. Sistemas de Información Geográfica (SIG), fotogrametría, restitución 3D, creación de vídeos de animación y páginas web, diseño de libros y revistas, programas de diseño de imágenes y fotografías o bases de datos serán algunos de los temas sobre los que trataremos en esta sección. En ocasiones, presentaremos los resultados finales o las potencialidades de cada una de estas técnicas, pero también habrá cabida para entradas dedicadas exclusivamente a consejos y tutoriales sobre casos prácticos específicos.

Abrochaos bien el cinturón y recargad el reactor con plutonio o con residuos, que nuestro viaje al pasado está a punto de comenzar y tenemos que alcanzar los 141,6 km/h para poder hacerlo.

Yo, yo mismo y Haníbal

    
Con este pretencioso nombre que es una interpretación libre del título de la mediocre película Yo, yo mismo e Irene (Me, Myself & Irene, 2000, EEUU) dirigida por los hermanos Peter y Bobby Farrelly (los mismos que dirigieron la mucho más acertada Algo pasa con Mary) protagonizada por el no muy de mi agrado Jim Carrey y la soberbia Renée Zellweger, agruparemos las entradas que harán referencia a mi investigación sobre la época bárquida. A pesar de que no estoy libre del todo del influjo de la locura ni estoy exento de divertidos toques maniáticos y supersticiosos, mi idea no es contaros mis divertidas manías y supersticiones, aunque si este blog continúa en activo, supongo que os daréis cuenta de muchas de ellas, porque no soy de los que tratan de ocultarlas. Tampoco voy a dedicar las entradas de esta sección a sesiones espiritistas en las que pondría por escrito los resultados de mis entrevistas con Haníbal Barca y los miembros de su insigne familia, ya que semejantes poderes están fuera de mi alcance.

En realidad, la idea de la sección es que yo os cuente sobre que versa mi investigación en un lenguaje desenfadado y accesible (yo mismo) sobre el tema al que le dedico más tiempo y pasión en mi investigación, el que conocemos como período Bárquida y del que, sin duda, Haníbal fue uno sus principales protagonistas. Por supuesto, en cada una de las entradas encontraréis referencias e incluso enlaces a la versión más seria de mi trabajo en las que basaré las mismas. El objetivo sería divulgar[1] mis trabajos, haciéndolos accesibles y amenos para los que no están tan versados en los problemas metodológicos o en los debates historiográficos y terminológicos a los que los investigadores de las sociedades de la Antigüedad tenemos que hacer frente.

Por ello, no esperéis tediosas clasificaciones de materiales cerámicos ni aburridas genealogías, sino una versión adaptada a todos los públicos. Por supuesto, la Historia no es una ciencia exacta y, en muchas ocasiones, lo que yo os cuente puede no coincidir (incluso ser contrario) a lo que proponen otros investigadores. Aunque, como no podría ser de otra manera, personalmente creo que mis modelos interpretativos son mejores, no pretendo aquí desmerecer otras interpretaciones científicas. La verdad en el Mundo Antiguo, dado que no podemos recurrir ni a sesiones de espiritismo ni a viajes en el tiempo, no está a nuestro alcance. Sin embargo, hay cosas que sabemos con mayor o menor certidumbre y son las que podremos utilizar para construir nuestros modelos teóricos. Para paliar mi egocentrismo, en ocasiones, compararé mis conclusiones con otras interpretaciones de colegas y amigos, poniendo especial énfasis en las diferencias y similitudes de las mismas.

Quizás la tarea más difícil para mí será escribir con palabras simples y en un lenguaje claro ya que, como seguramente os habréis percatado ya, disfruto con el uso (casi abuso) de ciertos recursos literarios. No obstante, intentaré que tras hipérboles, metáforas y antítesis, se encuentre un texto fácil de seguir y comprender.

Con estas breves palabras doy por inaugurado el viaje. Abasteceos y armaos bien que nos deparan muchos e interesantes desafíos. Espero que mientras dure la expedición, sea enriquecedora para vosotros y para mí y que podamos disfrutar de cada una de sus paradas. 






[1] Preciosa palabra cuyo origen se remonta al término latino divulgare con una clara vinculación etimológica con el sentido de popularizar.


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